SANTO ROSARIO DE SANACIÓN Y LIBERACIÓN DE LAS LAGRIMAS DE NUESTRA SEÑORA DE FATIMA

miércoles, 1 de marzo de 2017

VÍA CRUCIS

VÍA CRUCIS



Origen del Vía Crucis
Beata Anna Katherine Emmerich, Alemania (1774-1824)


“… La Madre de Jesús, Magdalena y Juan estuvieron en una esquina de la plaza, mirando y escuchando con un profundo dolor. Cuando Jesús fue conducido a Herodes, Juan acompañó a la Virgen y a Magdalena por todo el camino que había seguido Jesús. Así volvieron a casa de Caifás, a casa de Anás, a Ofel, a Getsemaní, al Jardín de los Olivos, y en todos los sitios, donde el Señor se había caído o había sufrido, se paraban en silencio, lloraban y sufrían con Él. La Virgen se prosternó más de una vez, y besó la tierra en los sitios en donde Jesús se había caído.

Éste fue el principio del Vía Crucis y de los honores rendidos a la Pasión de Jesús, aún antes de que se cumpliera. La meditación de la Iglesia sobre los Dolores de su Redentor comenzó en la Flor más Santa de la humanidad, en la Madre Virginal del Hijo del Hombre. La Virgen Pura y Sin Mancha consagró para la Iglesia el Vía Crucis, para recoger en todos los sitios, como piedras preciosas, los inagotables Méritos de Jesucristo; para recogerlos como flores sobre el camino y ofrecerlos a Su Padre Celestial por todos los que tienen fe…” (Visiones de la Beata Anna Katherine Emmerich: “Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús”, Capítulo XI.)

La afligida Madre… habíase retirado a casa de Lázaro, cerca de la puerta del Ángulo donde estaban reunidas Marta, Magdalena y otras santas mujeres; diecisiete de ellas abandonaron la casa para seguir a Jesús en el camino de la Pasión, es decir, para seguir cada paso que Él hubiera dado en su penoso avance. Las vi cubiertas con sus velos ir a la plaza sin hacer caso de las injurias del pueblo, besar el suelo en donde Jesús había cargado con la Cruz y así seguir adelante por todo el camino que Él había seguido. 


María buscaba los vestigios de Sus Pasos e interiormente iluminada mostraba a sus compañeras los sitios consagrados por alguna circunstancia dolorosa de Jesús. De este modo, la Devoción más tierna de la Iglesia fue escrita por la primera vez en el Corazón Maternal de María con la espada que predijo el viejo Simeón; pasó de Su Sagrada Boca a sus compañeras y de éstas hasta nosotros. Así, la Santa Tradición de la Iglesia se perpetúa del Corazón de la Madre al corazón de los hijos…” (Visiones de la Beata Anna Katherine Emmerich: “Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, Capítulo XXVI.”)

Promesas de Nuestro Señor Jesucristo a quienes rezan devotamente 

El Vía Crucis
Hno. Estanislao, España (1903-1927)

1. “Yo concederé todo cuanto se Me pidiere con fe, durante el Vía Crucis.
2. Yo prometo la Vida Eterna a los que de vez en cuando, se aplican a rezar el Vía Crucis.

3. Durante la vida, Yo les acompañaré en todo lugar, y tendrán Mi Ayuda especial en la hora de la muerte.

4. Aunque tuvieran más pecados que las hojas de la hierba que crece en los campos, y más que los granos de arena en el mar, todos serán borrados por medio de esta Devoción al Vía Crucis.(Nota: Esta Devoción no elimina la obligación de confesar los pecados mortales. Se debe confesar antes de recibir la Santa Comunión.)

5. Los que acostumbran rezar el Vía Crucis frecuentemente, gozarán de una gloria extraordinaria en el Cielo.

6. Después de la muerte, si estos devotos llegasen al Purgatorio, Yo los libraré de ese lugar de expiación, el primer martes o viernes después de morir.

7. Yo bendeciré a estas almas cada vez que rezan el Vía Crucis; y Mi Bendición les acompañará en todas las partes de la Tierra. Después de la muerte, gozarán de esta Bendición en el Cielo, por toda la eternidad.

8. A la hora de la muerte, no permitiré que sean sujetos a la tentación del demonio. Al espíritu maligno le despojaré de todo poder sobre estas almas. Así podrán reposar tranquilamente en Mis Brazos.

9. Los que se aplican a esta Devoción del Vía Crucis con verdadero amor, serán altamente premiados. Es decir, convertiré a cada una de estas almas en Copón Viviente, donde Me complaceré en derramar Mi Gracia.

10. Fijaré la Mirada de Mis Ojos sobre aquellas almas que rezan el Vía Crucis con frecuencia; y Mis Manos estarán siempre abiertas para protegerlas.

11. Así como Yo fui clavado en la Cruz, igualmente estaré siempre muy unido a los que Me honran, con el rezo frecuente del Vía Crucis.

12. Los devotos del Vía Crucis nunca se separarán de Mí, porque Yo les daré la Gracia de jamás cometer un pecado mortal.

13. En la hora de la muerte, Yo les consolaré con Mi Presencia, e iremos juntos al Cielo. La muerte será dulce para todos los que Me han honrado durante la vida con el rezo del Vía Crucis.

14. Para estos devotos del Vía Crucis, Mi Alma será un Escudo de Protección, que siempre les prestará el Auxilio cuando recurran a Mí.”

  • Por la Señal de la Santa Cruz…


I ESTACIÓN

Jesús es Condenado a Muerte 









(Se hace una genuflexión ante la Santa Cruz)

V: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R: + Que por Tu Santa Cruz, redimiste al mundo. 










Pilato, aún sabiendo que Jesús era inocente, se lava las manos y Lo entrega a los guardias. El Nazareno, declarado culpable por haberse llamado Hijo de Dios, según las Leyes hebreas, es Condenado a Muerte. (Cf. Mc. 15, 15).

Oración: ¡Oh, Jesús! Tan Manso y Silencioso; enséñanos la resignación en las pruebas de la vida. Tú has aceptado, siendo el Hijo de Dios, el ser excluido y rechazado para que nosotros seamos acogidos y reconciliados. Perdónanos, Jesús, y por ese tribunal injusto que soportaste, no permitas que caiga un día sobre nosotros la sentencia de muerte eterna, que merecían nuestros pecados. Amén.

Padre Nuestro y Ave María.

V: ¡Piedad, Señor, piedad!
R: Ten Misericordia de nosotros, y del mundo entero.

 II ESTACIÓN

Jesús Carga con Su Cruz









(Se hace una genuflexión ante la Santa Cruz)

V: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R: + Que por Tu Santa Cruz, redimiste al mundo.





Después de haber sido Flagelado y Coronado de Espinas, Jesús, con la Cruz sobre Su Espalda, se encamina hacia el lugar llamado Gólgota, fuera de las puertas de Jerusalén, donde será Crucificado. (Cf. Jn. 19, 17).

Oración: ¡Oh, Jesús! Esa Cruz es la nuestra y no la Tuya. Nuestros pecados Te han Crucificado. Danos la fortaleza de ayudarte a cargar con esas cruces que han sido rechazadas por otros, ya que no hay otro camino que nos conduzca a la Tierra Prometida, sino el Camino de la Santa Cruz.Amén.

Padre Nuestro y Ave María.

V: ¡Piedad, Señor, piedad!
R: Ten Misericordia de nosotros, y del mundo entero.



III ESTACIÓN

Jesús Cae por Primera Vez











(Se hace una genuflexión ante la Santa Cruz)

V: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R: + Que por Tu Santa Cruz, redimiste al mundo.








Bajo el peso de la Cruz, Jesús cae a tierra por primera vez. En torno a Él, la multitud Le grita y Le pregunta, ¿dónde está el ejército del Reino, del cual Él había hablado tan-tas veces?

Oración: ¡Oh, Jesús! Por esta Primera Caída, líbranos de caer en pecado mortal. Perdona nuestras flaquezas y caídas, y enséñanos a perseverar y a continuar nuestro camino con humildad, para que podamos llegar hasta el final. Amén.

Padre Nuestro y Ave María.

V: ¡Piedad, Señor, piedad!
R: Ten Misericordia de nosotros, y del mundo entero.


IV ESTACIÓN

Jesús se Encuentra con María, Su Santísima Madre














(Se hace una genuflexión ante la Santa Cruz)

V: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R: + Que por Tu Santa Cruz, redimiste al mundo.







Los discípulos de Jesús siguen el camino que lleva al Calvario o Gólgota. Con ellos está también María. De esta manera, ocurre el Encuentro Doloroso entre Jesús y Su Madre.

Oración: ¡Oh, Madre Dolorosa! Tú que estabas al lado de Tu Hijo cuando Él sufría, Te pedimos que estés también cercana a nuestro lado; sobre todo, cuando lloramos de dolor o cuando nos rebelamos contra la Voluntad Dios. Enséñanos también a ser solidarios con el que sufre. Amén.

Padre Nuestro y Ave María.

V: ¡Piedad, Señor, piedad!
R: Ten Misericordia de nosotros, y del mundo entero.


V ESTACIÓN

El Cireneo Ayuda a Jesús a Llevar la Cruz










(Se hace una genuflexión ante la Santa Cruz)

V: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R: + Que por Tu Santa Cruz, redimiste al mundo.





Los soldados detienen por el camino a un cierto Simón de Cirene, que vuelve del campo, y lo obligan a cargar la Cruz de Jesús. (Cf. Lc. 23, 26-27).

Oración: ¡Oh, Jesús! Un mandato de las tropas romanas obligó a Simón de Cirene a llevar Tu Cruz; orden contra la cual, seguramente, él se rebelaba en su interior. Pero al seguirte en Tu Camino de Dolor, es como se hará Tu discípulo. A nosotros nos pasan muchas cosas que rechazamos. Enséñanos a descubrir que precisamente en estas cosas es donde podemos encontrarte a Ti. Amén. 


 Padre Nuestro y Ave María.

V: ¡Piedad, Señor, piedad!
R: Ten Misericordia de nosotros, y del mundo
entero.

VI ESTACIÓN

La Verónica Enjuga el Rostro de Jesús









(Se hace una genuflexión ante la Santa Cruz)

V: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R: + Que por Tu Santa Cruz, redimiste al mundo.





Una mujer, movida a compasión, enjuga con un lienzo el Rostro Sangriento de Jesús. Y Él le deja, en recuerdo, Sus Facciones impresas en el tejido.
Oración: ¡Oh, Jesús! Tú imprimiste la Imagen de Tu Divino Rostro en el velo de la Verónica. Estámpala también indeleblemente en nuestro corazón. Limpia las manchas del pecado en nuestra alma con Tu Preciosa Sangre y restaura Tu Imagen en nosotros. Amén.

Padre Nuestro y Ave María.
V: ¡Piedad, Señor, piedad!
R: Ten Misericordia de nosotros, y del mundo entero.




VII ESTACIÓN

Jesús Cae por Segunda Vez










(Se hace una genuflexión ante la Santa Cruz)

V: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R: + Que por Tu Santa Cruz, redimiste al mundo.






Jesús, agotado por la fatiga, cae a tierra por segunda vez. Delante de Él caminan dos ladrones, condenados ellos también, a morir en la cruz.

Oración: ¡Oh, Jesús! Por Tu Segunda Caída, presérvanos, Amado Señor, de recaer en el pecado. Ayúdanos, Señor, a vencer nuestra debilidad con la Fortaleza de Tus Sufrimientos. Amén.
Padre Nuestro y Ave María.
V: ¡Piedad, Señor, piedad!
R: Ten Misericordia de nosotros, y del mundo entero.


VIII ESTACIÓN

Jesús Consuela a las Piadosas Mujeres de Jerusalén









(Se hace una genuflexión ante la Santa Cruz)


V: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R: + Que por Tu Santa Cruz, redimiste al mundo.







Jesús se vuelve a las mujeres que Le seguían y se lamentaban por Él, diciéndoles: ‘Hijas de Jerusalén, no lloréis por Mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos.’ (Lc. 23, 28).

Oración: ¡Oh, Jesús! Perdona nuestros lamentos sobre los acontecimientos. Deberíamos llorar por nuestra falta de correspondencia a Tus innumerables beneficios de cada día, que manifiestan, Señor, cuánto nos quieres. Danos profunda gratitud y coherencia con Tu gran Misericordia. Amén.

Padre Nuestro y Ave María.
V: ¡Piedad, Señor, piedad!
R: Ten Misericordia de nosotros, y del mundo entero.


IX ESTACIÓN

Jesús Cae por Tercera Vez











(Se hace una genuflexión ante la Santa Cruz)
V: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R: + Que por Tu Santa Cruz, redimiste al mundo.







Ya, muy cerca del Gólgota, palabra que significa ‘Calavera,’ Jesús, sin fuerzas, cae por tercera vez. Ya no hay nadie que tenga piedad de Él.

Oración: ¡Oh, Jesús! Cuando nos sintamos rendidos de cansancio, en la larga jornada de la vida, danos fuerza y perseverancia. Que por las Caídas que sufriste bajo la Cruz, tengamos la fortaleza de levantarnos nuevamente y de permanecer firmes en la verdadera Fe. Amén.

Padre Nuestro y Ave María. 
V: ¡Piedad, Señor, piedad!
R: Ten Misericordia de nosotros, y del mundo
entero.


X ESTACIÓN

Jesús es Despojado de Sus Vestiduras











(Se hace una genuflexión ante la Santa Cruz)

V: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R: Que por Tu Santa Cruz, redimiste al mundo.






Llegado al Calvario, los soldados Le quitan las vestiduras a Jesús y se las reparten. Para no cortar Su túnica, tejida en una única pieza, la echan a suerte, y Lo dejan desnudo para Crucificarlo. (Cf. Jn. 19, 23-24).

Oración: ¡Oh, Jesús! Desnudo en la Cruz; eres Imagen de todos aquellos que son despojados de sus derechos, de sus ilusiones, de su trabajo, de su dignidad humana. Eres el signo de todos los que son rechazados, marginados, desposeídos, y de quienes se les ha robado la vestidura de inocencia. Cúbrenos, Dulce Jesús, con el vestido de la penitencia y de la contrición. Amén.

Padre Nuestro y Ave María.
V: ¡Piedad, Señor, piedad!
R: Ten Misericordia de nosotros, y del mundo entero.


XI ESTACIÓN

Jesús es Clavado en la Cruz









(Se hace una genuflexión ante la Santa Cruz)

V: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R: + Que por Tu Santa Cruz, redimiste al mundo.







Jesús es Crucificado en medio de dos ladrones, mientras decía: ‘Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen.’ (Lc. 23, 34). Sobre la Cruz había un letrero en tres lenguas (hebreo, latín y griego) que decía: ‘Jesús, el Nazareno, el Rey de los Judíos.‘ (Jn. 19, 19).

Oración: ¡Oh, Jesús! Te clavamos de nuevo en la Cruz, cuando empleamos con los nuestros la fuerza y la violencia, en lugar de la bondad. Enséñanos a per-donar como Tú, las ofensas y a olvidarnos de ellas. 
 Amén.

Padre Nuestro y Ave María.
V: ¡Piedad, Señor, piedad!
R: Ten Misericordia de nosotros, y del mundo entero.



XII ESTACIÓN


Jesús Muere en la Cruz










(Se hace una genuflexión ante la Santa Cruz)
V: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R: Que por Tu Santa Cruz, redimiste al mundo.







Después de haber lanzado la última invocación: ’Eloí, Eloí, ¿lema sabactani?’ -que quiere decir: ‘¡Dios Mío, Dios Mío!, ¿por qué Me has abandonado?‘ (Mc. 15, 34). Jesús muere.

Oración: ¡Oh, Jesús! Estando de pie ante Tu Santa Cruz y, junto a Tu Madre: Yo Te ofrezco el mundo entero para unirlo a Tu Sacrificio Supremo, el cual tiene el Poder de conseguirnos el Perdón y de procurar la Reparación por nuestros pecados. Amén.

Padre Nuestro y Ave María.
V: ¡Piedad, Señor, piedad!
R:  Ten Misericordia de nosotros, y del mundo entero.


XIII ESTACIÓN

Jesús es Bajado de la Cruz y Entregado a Su Madre










(Se hace una genuflexión ante la Santa Cruz)
V: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R: Que por Tu Santa Cruz, redimiste al mundo.

Gracias a la intervénción de un seguidor de Jesús, José de Arimatea, el Cuerpo es bajado de la Cruz, y es recibido por los Brazos de Su Madre. Ella, sumergida en un Dolor sin límite, no deja de creer en Dios, al que siempre ama, y que allí también está Presente.

Oración: ¡Oh, Madre Dolorosa! Recíbenos en Tu Brazos, y obtén para nosotros el perfecto arrepentimiento de nuestros pecados. Amén.

Padre Nuestro y Ave María.
V: ¡Piedad, Señor, piedad!
R: Ten Misericordia de nosotros, y del mundo entero.

XIV ESTACIÓN

Jesús es Colocado en el Sepulcro








(Se hace una genuflexión ante la Santa Cruz)

V: Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R: Que por Tu Santa Cruz, redimiste al mundo.







José de Arimatea toma el Cuerpo de Jesús, lo envuelve en una sábana, y lo deposita en un sepulcro nuevo, cavado en la roca. Después ruedan una piedra grande a la entrada. (Cf. Lc. 23, 50-53).

Oración: ¡Oh, Jesús! Cuando yo Te reciba en la Santa Comunión, transforma mi corazón; que se convierta en habitación digna y adecuada de Tu Adorable Cuerpo. Amén.

Padre Nuestro y Ave María.
V: ¡Piedad, Señor, piedad!
R: Ten Misericordia de nosotros, y del mundo entero.


AMÉN.




EL CONTENIDO ES EXTRAIDO DE UN LIBRO DE ORACIONES.

LA EDICIÓN EN LA PUBLICACIÓN DE ESTA CORRESPONDE A LA WEB:

EJERCITO MARIANO INTERNACIONAL

PAZ Y BIEN.
  



Ejercito Mariano Internacional

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